Después de un buen descanso nocturno, los niveles de azúcar en sangre son bajos ya que hemos estado sin ingerir ningún alimento durante 6-8 horas. A partir del desayuno se rompe y reponemos los niveles de glucosa. Esta glucosa es la que sirve de alimento para el cerebro y a partir de su ingesta este órgano tiene un mejor desempeño durante el día, es por tanto que un buen desayuno es principal para que nuestro cerebro rinda desde primera hora de la mañana.
De la misma forma, la glucosa también alimenta los músculos por lo que si desayunamos nos sentimos menos cansados y más enérgicos, capaces de realizar actividad que se nos proponga. Pero no todo sirve, es importante comer un desayuno nutritivo y saludable que contenga granos o semillas (avena, trigo, lino…) ya que su digestión se realiza de forma uniforme y mantiene los niveles de energía regulares durante todo el día. Comer productos industrializados y azucarados nos dará un pico de glucosa (mucha energía) que provocará seguidamente una gran caída de la misma sintiéndonos muy cansados tras un tiempo. Esto supone que tendremos hambre de nuevo muy pronto y volveremos a comer azúcar ganando así más peso. De ahí que se asocie no desayunar o desayunar mal con un incremento de peso: la bajada de azúcar que te provoca ingerir alimentos poco apropiados te hará comer más durante el día para regular dicho descontrol y en el caso de no desayunar te sentirás sin energía al principio del día por lo que no te verás capaz de realizar deporte, este hecho provocará que no consumas energía mediante la práctica física y necesites comer durante el día más alimentos para compensar esa falta de vitalidad.
Para que un desayuno se considerado adecuado debe aportar entre el 20 y 25% del total de calorías diarias. Dentro de éstas el 50 % de las mismas deben ser hidratos de carbono complejos (fruta, verdura, cereales o tostadas, galletas integrales…), el 15% del total de calorías deben ser proteínas (leche, yogur, queso, jamón de pavo…). Así mismo, las grasas también son necesarias en la primer comida del día y deben representar aproximadamente el 25% de las calorías totales del desayuno y se encuentran en las proteínas e hidratos nombrados además de aceites que brindan ácidos grasos esenciales como el de oliva. Las vitaminas y minerales también son muy importantes en nuestro desayuno y son incorporadas a partir de las frutas o zumos naturales que podemos incluir en nuestra primera comida diaria.
Está demostrado científicamente que las personas que desayunan regularmente tienden a comer una dieta más saludable, más nutritiva y baja en grasa. Sin embargo, por desgracia cada vez más personas no desayunan. Si eres uno de ellos porque estas tratando de ahorrar tiempo o reducir ingesta de calorías es posible que necesites replantear tu dieta, especialmente si quieres controlar tu peso.
¡No te quedes sin desayunar y elige una opción saludable que te permita estar a tope durante todo el día!