¡Hola mis queridos atletas!
Soy Marta y hoy vengo a hablar de una cosita que creo que os puede gustar bastante. En esta entrada hablaremos sobre los beneficios y contraindicaciones de las “comidas trampa” dentro de un estilo de vida saludable y si, bajo mi punto de vista, es recomendable o no llevarlas a cabo. ¡Al lío!
En primer lugar, es necesario comenzar por el propio concepto de cheat meal o comida trampa. Este no es más que hacer una ingesta que suele considerarse poco saludable, apetitosa y obviamente que no se encuentre dentro un régimen de pérdida de peso o de alcance de un objetico físico concreto.
Sin embargo, no debemos confundir una ingesta concreta con ingerir cantidades industriales de comida hasta que no se pueda más.
La comida trampa es una estrategia que se popularizó a través del mundo de la musculación ya que puede tener ciertos beneficios fisiológicos y psicológicos más allá del disfrute de comer alimentos prohibidos durante etapas muy estrictas de competición. Los deportistas que compiten en esta modalidad deben seguir regímenes inflexibles y cada acción en su día a día es muy precisa y disciplinada. Teniendo en cuenta todos estos factores te preguntarás… ¿Cómo es posible que comer comida “basura”, procesada y totalmente perjudicial pueda tener beneficios en el organismo? ¡Pues sí los tiene!
El principal beneficio es psicológico pues esta comida ayuda a disminuir la posible ansiedad producida por tener el control de la comida diaria y permite brindar al organismo un pequeño festín provocando cierto confort y desasosiego.
Por otra parte, se pueden dar beneficios a nivel metabólico ya que, cuando el organismo está acostumbrado a una alimentación cerrada, darle un empujón en forma de calorías puede favorecer la termogénesis para la quema de grasa.
Por otro lado, la comida trampa estimula los niveles de leptina, hormona que se encarga de aumentar la saciedad y reducir la sensación de hambre.
Y por último, recarga los niveles de glucógeno muscular permitiendo de esta forma rendir a gran nivel en el próximo entrenamiento tras el cheat meal.
Desde el principio de la entrada he querido incidir en que esto de la comida trampa suelen llevarlo a cabo aquellas personas que probablemente busquen un objetivo físico concreto y que no llevan una alimentación saludable intuitiva, libre y tranquila sino que sus pautas alimenticias están basadas en conseguir un objetivo estético.
Bajo mi punto de vista, una “comida trampa” muy probablemente sea necesaria en casos en los que el control diario-semanal de la ingesta sea muy estricto y se necesite un “respiro” para volver con ganas a por el objetivo que se tenga en mente. Sin embargo, si lo que se pretende es conseguir un organismo saludable, en primer lugar no seria muy recomendable tener tanto control sobre el régimen que se sigue. No haría falta una comida trampa ni mucho menos compensarla entrenando más tarde, se debería priorizar el conocer qué es y qué no es tan beneficioso para el cuerpo.
Saber disfrutar de una pizza y no obsesionarse con quemarla más tarde, es salud. No tener que esperar al domingo para saltarte la dieta y poder ir de cena un miércoles con tus amigos, es salud. No pensar día a día lo que te gustaría estar comiendo y disfrutar de una alimentación equilibrada, natural y saludable, es salud.
¡Sin duda yo escojo mi salud antes que un objetivo pasajero!