Hola, soy Pepi y hoy hablaremos de la relación que existe entre el uso de terapia manual y la higiene postural.
Lo primero que debemos saber es que significa tener una correcta higiene postural. Tener una buena higiene postural es el conjunto de acciones que realizamos en nuestro día a día. Consiste en realizar los movimientos correctamente y adoptar posturas adecuadas para evitar en lo posible sufrir dolor y lesiones musculoesqueléticas.
El dolor de espalda, por ejemplo, lo sufrirá en algún momento entre el 70/80% de la población adulta.
Cuando tenemos una buena higiene postural, no solo estamos previniendo lesiones, sino que, además, colaboramos en el cuidado si ya existe alguna lesión, por lo que poner atención nuestra higiene postural hace que mejore la calidad de vida.
A día de hoy, en nuestro puesto de trabajo nos facilitan de alguna manera el tener una buena higiene postural, aunque no debemos olvidar que una vez fuera del puesto de trabajo existe una parte que muchas veces se olvida, las posiciones en nuestras actividades cotidianas y algo todavía mucho peor, un mal que hace mucho daño y que es muy importante tener en cuenta. Este mal llamado sedentarismo.
El sedentarismo debilita la musculatura por lo que aumenta el riesgo de sufrir dolor. Es un error pensar que si trabajamos ya estaremos fortaleciendo nuestra musculatura. Error bastante común, lo que es una creencia errada y limitante, por lo que no se pone remedio a la situación.
Realizar ejercicio físico de forma habitual fortalece la musculatura por lo que la postura mejora, colaborando que en el día a día podamos realizar todas las actividades más conscientes y fácilmente.
Ahora bien, ¿puede evitar esto el uso de la terapia manual?
En algún momento la vamos a necesitar.
La diferencia de una persona que cuida la higiene postural y no se abandona en el sedentarismo es bastante grande a la hora trabajarla. Su cuerpo responde mejor, tiene menos dolor y recupera en menos tiempo. Cuando esto no ocurre, no cuidamos la higiene postural, las visitas son más frecuentes, más dolorosas y la recuperación es más lenta.
Desde mi experiencia, cuando una persona hace todo lo posible cuidando su higiene postural, ocurre que necesita menos visitas y no deja la responsabilidad de su cuerpo y salud en manos de otros.