¡Hola a todos y todas, bienvenidos una semana más a nuestro blog! Hoy me gustaría hablaros de mi recorrido en esto del deporte, qué objetivos he tenido anteriormente y cual es el que persigo ahora mismo.
Como os imagináis la gran mayoría de personas que nos seguís, desde que tengo uso de razón he practicado deporte. No recuerdo ningún momento de mi vida en el que mis entrenamientos de múltiples actividades no condicionaran toda mi rutina (y la de mis padres claro!).
Cuando era pequeña competí en pelota valenciana y softball, también compaginaba los entrenamientos de ambos deportes con clases de baile dos días a la semana. Me faltaba tiempo para practicar más actividades y en mis ratos libres jugaba a fútbol con mis amigos, me iba a correr con mi hermano y fui su conejillo de indias cuando comenzó con el entrenamiento de fuerza. Siempre me he sentido muy competente, disfrutaba muchísimo en los entrenamientos y en las competiciones y, siendo sinceros, notaba que destacaba entre mis compañeros y compañeras.
Y si algo te gusta y encima se te da bien ¿por qué no convertirlo en tu profesión?
Cuando llegó el momento de elegir una carrera universitaria, tenia bastante claro que me iba a decantar por Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y sabia que mi familia iba a apoyar mi elección ya que día a día me veían vibrar con el deporte ¡Fue la mejor decisión que he tomado nunca!
A partir de este momento, comencé a disfrutar aún más de la actividad física. Es cierto que dejé el deporte de competición a un lado en segundo de carrera, pero fue por una buena causa… ¡comencé a trabajar como entrenadora personal! Y aunque dejé de competir, seguí participando en carreras populares y medias maratones.
Todo parecía ir genial hasta que sufrí una lesión que me hizo parar varios meses y hacer uso de los conocimientos que tenia hasta la fecha. Fue en ese momento en el que me adentré por completo en el entrenamiento de fuerza y hasta la fecha sigo con él (y espero nunca jamás de los jamases dejarlo).
Lo que comenzó siendo un proceso de recuperación temporal, pasó a ser mi nueva actividad favorita. Mi objetivo siempre había estado ligado a una competición pero desde los 20 años he perseguido un objetivo de salud. Además, he de decir que poco a poco me fui interesando más por el papel de la nutrición en el deporte y tuve momentos en los que me propuse objetivos físicos que me hicieron aprender día a día y me mantuvieron motivada durante el proceso.
Hoy en día sigo entrenando fuerza como mínimo 3 días a la semana pero con un objetivo un poco diferente. Antes entrenaba por salud y bienestar, ahora le sumo a estas dos razones querer estar fuerte para correr.
Durante estos últimos años me he dado cuenta de que superarme con objetivos deportivos me llena mucho más que cualquier reto físico/estético que me pueda marcar. Y sí, vuelvo a la actividad con la que me lesioné pero con la que más he disfrutado y la que más me hace vibrar.
Este año me he propuesto correr mi primera maratón y digo primera porque aunque no la he corrido aún, sé que querré repetir la experiencia jajaja. Estoy disfrutando muchísimo del proceso, me siento fuerte y capaz de todo después de entrenar y, aunque hay días que lo último que me apetece es correr, visualizar el día en el que mi hermano me acompañará hasta la meta me hace calzarme y salir con una sonrisa a comerme los kilómetros que me toquen!