¡Muy buenas! Soy Ester y hoy vengo a hablaros de un tema muy interesante del que quizás hayas oído algo últimamente y es de cómo ingerir los cereales, las legumbres y los tubérculos para que sean más interesantes nutricionalmente.
Lo primero de todo debemos saber que estos alimentos son ricos en hidratos de carbono complejos y concretamente en almidones. El almidón resistente sería una porción del mismo capaz de resistir a la digestión y al paso a lo largo del intestino delgado, llegando intacto al intestino grueso y actuando de esta manera como una fibra prebiótica, que sirve como alimento para las bacterias buenas de nuestra microbiota intestinal. Estas producirán, al estar bien alimentadas, metabolitos como acetato, butirato y propionato, que son ácidos grasos de cadena corta que se relacionan con un montón de beneficios para nuestra salud, los cuales se siguen estudiando actualmente:
- Mejoran la salud de nuestra microbiota ya que le proporcionan energía a nuestros colonocitos (células que recubren el epitelio del intestino grueso), ayudando así a mantener la integridad de nuestra barrera intestinal y con ello favoreciendo el sistema inmunitario. En caso de tener patologías como SIBO (sobre crecimiento bacteriano en el intestino delgado) no se recomienda el consumo de la misma ya que puede aumentar su sintomatología.
- Mejoran el metabolismo de la glucosa y la resistencia a la insulina ya que el almidón resistente es menos disponible para la absorción y por tanto se produce un menor aumento de la glucemia postprandial (nuestro nivel de glucosa en sangre después de ingerir alimentos). Interesante para personas con prediabetes o diabetes tipo 2 pero no para deportistas ya que lo que interesa es justo lo contrario. Tampoco estaría indicado para personas que busquen un aumento de peso porque perdemos parte del aporte calórico del alimento y lo que buscamos es aprovechar toda su energía.
- Mejora del metabolismo de los lípidos con disminución del colesterol total. Se necesita más evidencia para afirmar que disminuya el colesterol LDL y los triglicéridos.
Y vistos todos estos posibles beneficios y las contraindicaciones, te voy a contar como obtener una mayor cantidad de almidón resistente en nuestros alimentos mediante una retrogradación de su almidón. Tan fácil como cocinarlos e inmediatamente después refrigerarlos durante 10-12 horas o de un día para otro. Una vez pasado este tiempo puedes consumirlos en frío o calentarlos si lo prefieres pero no excesivamente ya que no está claro del todo si se revierte de esta manera el proceso.
Incorporar el almidón resistente a nuestra alimentación puede ser beneficioso como hemos podido comprobar, pero no atribuyamos un efecto milagroso al mismo y seamos conscientes de que habría que acompañar su consumo junto con una alimentación variada y equilibrada rica en frutas y verduras.
Espero que este tema os haya parecido tan interesante como a mí. ¡Nos vemos pronto!