¡Hola mis atletas! Soy Marta y hoy me paso por aquí para daros algunas pautas y consejitos que yo misma sigo para darle el hueco que se merece al ejercicio físico en nuestra vida y poder compaginarlo con la vida laboral, y por qué no, también con la vida social.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que realizar actividad física, si queremos disfrutar de una buena salud, debería ocupar un espacio en nuestro tiempo de forma casi obligatoria y no te lo decimos nosotros, ¡lo dice la OMS!
Según la Organización Mundial de la Salud, las personas comprendidas entre aproximadamente los 18 y 64 años deberían realizar actividades aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos y actividades aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos a la semana. En cuanto al entrenamiento de fuerza, afirma que todos los sujetos deberían llevar a cabo como mínimo dos sesiones a la semana de este tipo de entrenamiento y que en general, se deberían limitar al máximo las actividades sedentarias.
Si tantos beneficios nos aporta la actividad física y tan claro tenemos que el sedentarismo daña nuestra salud, ¿por qué no considerar el ejercicio físico una prioridad en nuestras vidas? Aquí te traigo mi primer consejo: transfórmalo en tu prioridad.
El ejercicio debe estar presente en nuestra vida y hemos de buscarle un hueco para siempre tener tiempo para él. Debe llegar a ser igual de importante como tener una hora para comer tranquilamente, un momento de relax viendo una serie, cepillarse los dientes tras una ingesta. No… ¡no estoy exagerando! Trátalo como lo que es, dale el lugar que se merece.
En relación a ello, te propongo la siguiente pauta: conviértelo en un hábito.
Añadir el ejercicio de forma “obligatoria” en tu día a día como un deber más, es una buena estrategia para que termine convirtiéndose en un hábito que siempre formará parte de tu rutina. Estamos de acuerdo en que disfrutar del deporte es el objetivo que tenemos que intentar lograr, ya que con ello crearemos mucha más adherencia al entrenamiento y conseguiremos que la motivación esté presente, sin embargo en ocasiones no tendremos ganas de entrenar (por la causa que sea) y es en ese momento cuando hay que sacar fuerzas de la disciplina. ¿A quién le apetece ir todos los días a trabajar? ¡A nadie! hay días que cuesta más y otros menos, pero seguimos haciéndolo y de esa manera logramos tener un sueldo que nos premia a fin de mes, no nos planteamos quedarnos en casa porque no nos apetece. Este símil nos debería animar a considerar esto con el ejercicio físico, ya que la recompensa por ser constante en su práctica es muy gratificante.
Por último y no menos importante, aquí te traigo el tercer consejo: establece un orden con antelación.
Organizar todas las obligaciones estableciéndoles una hora y un día concretos te ayudará a guardarte ese momento determinado para hacer ejercicio. Personalmente, sentarme con papel y boli y organizarme toda la semana e ir día a día apuntando si he conseguido o no completar las tareas que me había planteado, es uno de los hábitos que en mi vida ha marcado la diferencia y no me gustaría perder nunca. Esta lista de tareas, debe ser lo más detallada posible para que no se te escape nada y debes actualizarla día a día para que se vaya acoplando a ti. ¡Pruébalo, seguro que puedes hacer muchas más cosas en tus nuevas 24h de las que pensabas poder hacer!