A la hora de plantearnos rutinas y lugares para correr, nos viene en mente la playa, sobre todo en la costa Mediterránea, que las tenemos extensas y planas. Pero es importante saber que correr por la playa no está recomendado para todos y que correr por esta inestable superficie tiene sus beneficios y sus riesgos.
En cuanto a los beneficios, destaca la importancia de cambiar el plan de entrenamiento corriendo en un ambiente nuevo, por la sensación de novedad y motivación que tiene para nosotros. Eso sí debemos correr con calzado y por la orilla del mar, donde la arena es más dura, para evitar lesiones.
Además, en la playa el trabajo de piernas es más intenso, lo que nos refuerza la parte inferior del cuerpo. Del mismo modo, correr en la playa mejora la respiración gracias a la temperatura, a la humedad y a la baja presión del ambiente que facilita la recepción de oxígeno por parte del organismo.
Otro de los importantes beneficios es que en la playa se queman mayor cantidad de calorías por la presencia del yodo en la arena y en el ambiente. Y por último, la arena es un exfoliante natural. Al correr se incrementa la fricción de nuestras piernas con la arena por lo cual puedes terminar tu entrenamiento con la piel más suave.
Claro que no son todo beneficios. SI cuentas con problemas articulares o debilidad en los tendones, es mejor no hacerlo, puesto que la pisada no es tan firme como en el asfalto. Además, si has tenido alguna lesión reciente en los últimos 6 meses en tobillos o rodillas, podrías recaer.
Otro de los inconvenientes de correr en la playa para nuestro cuerpo es que nos cansaremos más si pretendemos llevar el mismo ritmo que sobre el asfalto. No debemos forzar los músculos, pues se sobrecargarán. Además, las altas temperaturas y la humedad complican el desarrollo de los ejercicios aeróbicos e incluso aumenta el riesgo de deshidratación. Además, no olvides en la playa llevar protección solar si no quieres quemarte. Lo mejor es correr a primeras horas de la mañana.
Por último, si se corre sin calzado es conveniente hacerlo por zonas lisas y limpias, de lo contrario corremos el riesgos de cortarnos o clavarnos algo en los pies, así como lesionarnos si pisamos en desnivel, algo muy habitual en la playa. Para evitar lesiones, lo recomendable es andar primero por la arena seca, después empezar a correr por tramos duros y húmedos y finalmente correr por arena seca. Pero es mejor no convertir la carrera descalzo por la arena en un hábito, sino hacerlo de vez en cuando.
Si finalmente te animas a correr por la playa, seguro que tu estado de ánimo mejorará con los rayos de sol y la brisa de mar…¡y eso aumentará tu felicidad!