¡Hola a todos y todas!
Soy Marta y hoy vengo a traer 3 truquitos que directa e indirectamente van a ayudarnos a reducir un poco la ingesta calórica y por lo tanto, reducir la cantidad de calorías que consumimos al día… O mejor dicho, lo que quieres oir… ¡te van a ayudar a perder peso!
1. Beber suficiente agua
En primer lugar es necesario tener en cuenta que estar bien hidratados es la base de todo. La deshidratación causa fatiga y somnolencia, de manera que este cansancio se confunde muchas veces con la necesidad de aportar calorías mediante la ingesta de comida. ¿Has probado alguna vez a beber un vaso de agua antes de comer algo?
Muchas veces el apetito se calma e incluso el hambre desaparece, sobre todo si se trata de un hambre repentina y emocional, esas ganas de comer alimentos ricos en azúcares y sabores especialmente sabrosos.
Además, es muy importante mantenernos hidratados ya que también existe cierta relación con la producción de cortisol, la hormona del estrés, provocando que aumenten sus niveles y generen situaciones de ansiedad y descontrol que, como bien sabemos, se pueden apaciguar temporalmente con la comida (emocional).
No olvidemos que estar bien hidratados también ayuda a tener ánimo y fuerzas para realizar actividad física, componente clave para mejorar nuestra salud y, por qué no decirlo, aumentar el gasto calórico total y así tener una vía más de reducción calórica.
2. Ingerir alimentos ricos en fibra que te ayudarán a sentir saciedad
Como sabemos, los alimentos ricos en fibra son saciantes y dan sensación de tener el estómago ocupado por más tiempo, por eso son ideales para incluirlos si queremos reducir la ingesta calórica. Se ha comprobado que, de forma directa, la ingesta de alimentos ricos en fibra estimula la liberación de sustancias que comunican al cerebro que ya hay suficientes nutrientes, por lo tanto neutraliza el hambre ayudando a controlar la cantidad de comida que se ingiere a lo largo del día.
Así pues, la fibra tiene efecto prebiótico y de esta forma su consumo ocasiona efectos positivos sobre la flora intestinal, pudiendo ser esta otra forma indirecta por la cual su consumo favorece la pérdida de peso: cuidando la salud de las bacterias de nuestro intestino.
Pero que no se nos olvide lo más sencillo y para mi más importante de los alimentos ricos en fibra… ¡su necesaria masticación! Estos alimentos suelen ser más duros y exigen mayor frecuencia de masticación, algo que según muchas investigaciones ayuda directamente a comer menos y saciarnos más.
3. Descansa suficiente
¡Esto no es ninguna broma! Cuando no dormimos bien, podemos provocar que nuestro organismo sufra una serie de problemas de origen metabólico graves. Tras estos problemas se encuentra la forma que nuestro cuerpo tiene de procesar la energía que necesita.
Un descanso adecuado ayuda a mejorar la tolerancia a la glucosa, provocando así que los picos de glucosa no sean tan bruscos. Es decir, unos niveles de tolerancia a la glucosa aceptables permiten que el metabolismo al completo reaccione sin brusquedad, adecuándose a la glucemia disponible en sangre. ¿Si ocurre lo contrario que pasaría? Que esos niveles de glucosa desequilibrados se almacenarían pasando a convertirse en acumulaciones de grasa innecesaria y por lo tanto, aumentando el porcentaje graso del individuo.
¡Y como en el caso del agua! Cuanto mejor descansemos, mejor y mayor será la
energía que podamos invertir en realizar actividad física!